miércoles, 7 de octubre de 2009

TAVARANGÜE


Uno de los grandes privilegios del Paraguay es contar con monumentos de tan alto valor histórico, artístico y religioso como son las antiguas ruinas de las reducciones jesuíticas.
Entre ellas se destacan con extraño magnetismo los edificios que componen la mision de Jesus de Tavarangüe, una obra inconclusa que se yergue, imponente en un bellísimo paisaje.
Una de las peculiaridades de Jesús es que mientras las otras misiones cumplieron una construcción, esplendor y decadencia, aquí pasó directamente de la construcción al abandon
Cuando los jesuétas fueron expulsados de las colonias españolas, esta reducción se encontraba en pleno proceso de construcción y después de la interrupción, quedó 200 años sumida en el olvido.
Razón por la cual lleva ese nombre "Tava: comunidad; rangüe: en vez de" sólo esporádicamente la visitaban los investigadores y estudiosos, mientras los altos muros de piedra rojiza eran cubiertos por la maleza.
Su regreso a la luz se produjo recién en la segunda mitad del siglo XX, cuando se iniciaron los procesos de restauración, y al mismo tiempo era declarada por UNESCO como patrimonio universal de la humanidad.

también el turismo la descubrió y la desarrolló como uno de las principales atractivos del Paraguay, bajo la administración de la SENATUR.

Y no es para menos, la imponente iglesia de los bellos pórticos en estilo mudéjar, las sacristías y el corredor con elegantes columnas conforman uno de los conjuntos arquitectónicos más exquisitos de América del Sur y el extenso paisaje de suaves colinas, maizales y cocoteros sorprende por su amplitud y lozanía.

Gracias a fondos y asistencias técnicas proveídos por la agencia española de cooperación internacional "AECI" se han rescatado valiosas piezas, se han recuperado cimientos de edificios que no llegaron a construirse en su totalidad, sobre todo se procede continuament a la limpieza lítica que da a los muros y columnas el resplandeciente color rojizo original.

1 comentario: